La edificación se llevó a cabo gracias a algunos habitantes, a los padres jesuitas y a los misioneros franciscanos, que lograron erigir el monumento en 1848. Fue ahí cuando Osorio la nombró Catedral de Nuestra Señora del Carmen, en honor a la Virgen María, y ofreció una misa en honor a todos los católicos y a los que participaron en su ardua construcción.
Su estilo ha sido catalogado por la mayoría, como una mezcla entre gótico, romántico y bizantino, combinación perfecta que ha logrado cautivar las miradas de todos los que visitan la ciudad.
Dentro de sus grandes hitos, destaca el incendio en 1890.

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